Dice M. que cuando nos vayamos de aquí de seguro tendremos que llevarnos a la perra. Yo le digo que no, que no es nuestra, pero él dice que aquí ni caso le hacen y yo vuelvo a alegar que nimodo, la aceptaron como regalo y ahora se amuelan. A mi no me gusta y no me la quiero llevar, no, no es que yo no la quiera o no me caiga bien, pero es muy cochina y mordelona, me ha roto todo lo que ha podido.
Además yo quiero un perro grandote, un doberman o algo así, a mí esos perros son los que me gustan. Y si nos la llevamos no podría tener el gato que M. tanto quiere. No, su mamá la aceptó como regalo que ella se la quede.

Alguna vez también le dije que si quería nos llevaramos a sus pericos también, pero luego me arrepentí y me retracté, sin embargo hoy, a M. se le ocurrió dejarles la jaula abierta y sacatelas que se escapa la perica. Obviamente el perico está histérico desde su jaula gritando como loco porque la perica vuelva, pero luego de estar parada en el limonero un ratote, volo y ya no la pude alcanzar. Lo malo de todo esto, es que mi espíritu ecologisa salió a flote y ya me siento mal por el pobre perico abandonado. Sin embargo, también quiero que se calle. Digo yo soñaba con que mágicamente me iba a despertar y no iban a estar, pero zaz, la perica se me adelantó.

Seguido les dejaban la jaula abierta y nada, no se iban, a veces hasta me tocó a mi quitar el como piso de la jaula para cambiarles el periodico y limpiarla y no se iban, se quedaban detenidos de su palito, tal vez ahora vio la oportunidad y se fue volando lejos. No sé si quiero que vuelva.
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