Te recuerdo como eras en el último otoño. Eras la boina gris y el corazón en calma. En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. Y las hojas caían en el agua de tu alma. Pablo Neruda No puedo creer cuánto te extraño... eras... en la distancia la complicidad que no se repite. La verdad seca, a secas, pura, vana... Y ya no estás. Ya no tengo tus alas, aunque sólo tuve tus letras. Y me duele... supongo que no tenerte en la distancia. Porque asumí que somos para siempre, o que tendrías la obligación de estar ahí para siempre. De seguir leyéndome. De insistir en las imágenes. Pero ya no estás. Te fuiste, con tus alas... partiste como un fantasma de mis cartas. Te recuerdo como eras en el último verano en que nos vimos... tu corazón no estaba en calma, pero ahora sé que sí lo estaba cuando te marchaste. Con tu corazón mestizo que pintaste de colores antes de partir. De quedarte como un susurro entre el tiempo. Fantasmas. Años. Nostalgia.

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