Ahora tendrás cerca de 18 años. Estarás listo para votar, para decidir tu futuro, sino es que ya lo han decidido por ti: las circunstancias, el destino, los que decían amarte... Yo me encuentro lejos, lejos de la oportunidad de volverte a ver... de encontrarte, de encontrarme en tus recuerdos. Estoy segura que ya me olvidaste y siempre me arrepentiré de no haber luchado por ti, de no haberme quedado contigo de alguna forma. Y es que lo creímos, de muchas formas tú y yo lo creímos, que seríamos una gran y hermosa familia. Contigo y a través de ti elegí ser madre, contigo y a través de ti me entrené como maestra, como guía y me hubiera gustado cumplirte la promesa de estar juntos. De haberlo obligado a llevarnos con él y aunque con los años tal vez nos hubiera dejado, estaríamos juntos, yo te protegería a ti y te regalaría -luchando con todos mis medios y fuerzas -un futuro posible. O tal vez estaríamos juntos los 3, o tal vez seríamos 4. Quizás viviríamos en otro país o el DF o Tj, pero si aquel abril del 2000 yo no lo hubiera dejado partir así, sin cadena alguna que mi dolor, mi nostalgia y comprensión, tal vez a ti no te hubieran llevado de regreso aquella pequeña prisión, donde sé, también te han dado amor, mucho. Te han cuidado y protegido, de alguna forma, en estos años. Más, mucho más de lo que él ha hecho por ti. De lo que yo misma he hecho por ti. Me gustaría regalarte la seguridad de un futuro mejor, de verte por última vez y reconocerme en tus pupilas y descubrir en ellas algo de inocencia, aún. Mas no sabría por dónde comenzar, cómo explicarte lo que provocaste en mí. Que seguro tú ya te olvidaste de mí, pero en mí despertaste y mataste el único deseo de ser madre. Contigo se encumbró mi maternidad y con tu ausencia también desapareció. Porque con mis 20 años no supe cómo luchar por ti, por tu inocencia, por tu salud, por tu seguridad... Y te dejé marchar sumida en mi dolor, en mi egoísta y profundo dolor. Él nunca sabrá lo que provocó en mí, porque por él, por ti, por mí, perdí lo más bello que había en mí, los sueños inocentes, esos que se sueñan creyendo con todas las fuerzas. Porque después de él me volví cínica, descuidada... Estaba llena de mí misma, decía y me vacié. Y aunque llenarme no ha sido fácil, el recuerdo de tu cabello lacio, color atardecer y tu miradita ingenua, juguetona me han acompañado en lo más profundo de mi ser. En la poca esencia que guardé de aquella que fui hace más de 10 años. De esa que fui cuando te conocí, cuando lo conocí, cuando aún me conocía a la perfección. Pronto tendrás 18 años y serás capaz de elegir tu camino, que deseo con todas mis fuerzas no haya sido elegido... ni trazado sino anhelado, sólo por ti.

Comentarios

Anónimo dijo…
Wow cuantos sentimientos tan bien resguardados, todos éramos otros, cada cosa valió la pena
Yvonne dijo…
¿seremos otros? Tal vez los mismos, en el fondo.

Entradas más populares de este blog