A veces cierro los ojos y me imagino que el cielo deja de ser azul.
Que compartes la calle con alguien, quien sea que no soy yo. Que la banca es ocupada por alguien que
no es del norte. Que alguien comparte tus secretos, tus miedos, tus bloqueos.
A veces. A veces.
Otras, siento que conozco esa parte que nadie más ve. Tus bailes, tu cadencia, tu locura, tu risa espontánea.
Tus ronquidos, tus excitación nocturna. Tus lapsos de introspección.

Me gusta pensar en verde entonces, verde como tu carrera. Verde como mi ropa, verde como
los cerros llenos de luz. Verde como el terreno en el que anhelamos seamos 3 con una llama y un patiecito
al frente de la casa en la que me a mí me gustaría fuera interior, en el centro.
Así que entonces creo que las aves me darán la llave para que el cielo siga siendo azul.
Que tú sigas tu proceso y en el inter, el tiempo nos haga coincidir.
Pronto, muy pronto.

Esta vez será pronto.
¿Quieres tú?

Ojalá contestes que siempre has sabido leer entre las líneas de las calles que se encharcan.
* * * *

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