¿Te acuerdas de Teresita? No creo que ella nos recuerde a nosotros. Ha de haber visto pasar miles de amantes, amigos, parejas en esa plaza. Fue aquel día en que se nos fue la tarde y ni cuenta nos dimos. Las 12 y seguíamos en la plaza hablando como si fueran las 6. ¿De qué hablamos durante 6 horas? ¿Después fuimos a bailar? No lo recuerdo bien, pero creo que fue una de las noches donde nos acompaño la pandilla de perros. Tuviste que superar tu fobia.
Deberías agradecérmelo. O a ellos.
Fue la noche que tomaste con tus manos tibias mis mejillas y besaste mi frente. Dios, como deseé que besaras mis labios.
Hace tanto de aquello que recordarlo me da ternura. Parecíamos adolescentes, pero las decisiones por tomarse no eran de adolescentes. Tal vez me apresure, tal vez te acobardaste, tal vez te digo esto para culpar a alguien más que a mí. Lo cierto es que nunca bailamos en el sitio donde te conocí. Sólo bailamos donde parecía burla que estuviéramos presentes.
Hace tanto de aquello.
¿Qué habrá pasado con Teresita?
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